Empecemos des de el principio...
El embarazado fue genial, las típicas nauseas por la mañana pero llevaderas y de poca duración, trabajé hasta los 6 meses y medio (dejé de trabajar por obligación), y aún a partir de entonces hacia algún que otro tratamiento en casa (por cierto, no lo he dicho, soy fisioterapeuta).
Una noche de madrugada me levanté para ir al baño y....sorpresa!!!! Cariño tenemos que ir al hospital!!! Entraba en la semana 38, eran las 5:30 de la madrugada, se había roto la bolsa y no tenía la canastilla preparada! Con calma me dí una ducha y acabé de preparar las cosas, mi pareja, que estaba más nervioso que yo, poniendo las cosas en las maletas, parecía que nos íbamos de fin de semana, y yo pensando: nos dejamos cosas seguro.
A las 7 salíamos de casa dirección Manresa, llegamos al hospital y tranquila va para largo te falta dilatar un poco y no tienes contracciones. Me dieron un balón para que hiciera ejercicios para facilitar la dilatación y las contracciones, pero nada, Pol no se atrevía a salir. A las 10 y pico llega la anestesista, seguro que quieres epidural? Segurísima, no quiero nada de dolor! Y allí estábamos, en el paritorio, con la epi puesta pero nada de contracciones, y con un hambre y sed que me moría.
Albert, mi pareja, hecho polvo, pues hacia dos horas que había llegado del trabajo cuando lo desperté, y yo en aquellas camas tan cómodas sin poderme mover. Y las horas pasaban, y oíamos llegar a mujeres y en dos empujones bebé nacido y yo allí esperando, Pol seguía sin querer salir.
A eso de las cinco de la tarde, vienen comadrona y gine y vamos a probar a ver que, empujones y nada. Ah, ya me habían puesto recordatorio de epi porque las contracciones habían empezado! Pero Pol estaba bien agustito y no quería salir. A eso de las siete, nuevo intento y nada.
Llegan las ocho de la tarde, a todo esto, toda la familia fuera esperando des de la una del mediodía. Hay cambio de turno pero no quieren irse sin ver la carita a Pol y ahora si que si, tiene que nacer pero tiene un pie enganchado en algún sitio y en cada puje me destrozo las costillas de dolor, al final veo mucho movimiento, la ginecóloga dice: hace la tortuga, te vamos a ayudar con ventosa, Albert pide permiso para salir y con su ayuda nace Pol.
Esas sensaciones, sentimientos, recuerdos... hasta que oigo su llanto y todo se vuelve paz, me lo ponen encima, piel con piel y es lo más maravilloso del mundo. Albert entra, nos abraza y ya somos tres!
Y hasta aquí, el día que nació la cosa más bonita del mundo, mi bebé Pol!
Espero que os guste y sobretodo que me sigáis!
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