Después de un mes de ausencia, encuentro unos minutos para poder escribir una entrada y explicaros que 5 semanas antes de la FPP Martina decidió que quería conocer mundo.
Hace 3 semanas, la noche del jueves al viernes, se repetía la historia. A las 5 de la madrugada me levantaba de la cama y... ¡sorpresa! había vuelto a romper la bolsa amniótica. Como dato curioso, Pol empezaba a llorar a la vez que noté un pinchazo/patada en la barriga, al levantarme para acudir a su habitación fue cuando me dí cuenta que había roto aguas.
Desperté al papá, me duché, acabé de preparar las bolsas (la canastilla de Martina estaba lista pero nuestras cosas y las de Pol para ir con los abuelos no...), después de una hora salíamos de casa que parecía que nos íbamos de vacaciones. Y no, no íbamos en dirección al hospital, íbamos a dejar a Pol a casa sus abuelos. Yo pensando, un viernes a estas horas de la mañana, entrar a Barcelona, ¡Martina va a nacer en el coche! Pero, antes de llegar a casa los abuelos de Pol, nos iluminamos, ¡Es fiesta en Barcelona! (Santa Eulàlia).
Llegamos a Quirón sobre las 7-7:30 de la mañana, después de la exploración, en seguida me subieron a una habitación pues todavía no tenía contracciones. Sobre las 11, ya había dilatado bastante pero las contracciones no eran suficientes así que me hicieron caminar. Después de unos 10 minutos, ya eran cada 5 minutos y duraban 1 minuto o más, así que me llevaron para la sala de partos.
Una vez allí, llamaron al anestesista y... ¡sorpresa! No tenía analítica hecha por lo que el anestesista no me pinchaba hasta tenerlas. Eso sí, gracias a la comadrona en 20 minutos los resultados ya estaban allí y me podían poner la epidural. 3 pujos y Martina ya había nacido.
A partir de ahí, empezó la peor parte de todo. Al ser prematura, tenía un quejido al respirar (concretamente distres respiratorio) por lo que necesitaba incubadora. Y lo que en principio iban a ser 2 horas pasaron a ser 4 días y después de esos 4 días 2 más por ictericia. En esos 6 días, solo 3 pudimos estar con ella ingresados, en mi habitación, pero a partir del tercer día la ginecóloga no pudo alargar mi ingreso y por la noche nos tuvimos que ir a casa con todo nuestro dolor y dejar a Martina allí, muy bien cuidad por las enfermeras de la UCI de neonatos pero al fin y al cabo, sola.
Fueron 4 días muy duros, no podíamos estar con Pol porque estábamos todo el día en el hospital y con Martina, dentro de la UCI entrabamos y salíamos cuando queríamos pero no es lo mismo que cuando están contigo. Eso hacía que cuando llegábamos a casa y Pol estaba con nosotros, no quisiéramos separarnos de él y lo que habíamos ganado a la hora de dormir, durmiendo en su camita, ahora, aún hoy después de tres semanas, duerma con nosotros.
Por suerte fueron sólo 6 días de ingreso y Martina pudo celebrar su primera semana con nosotros en casa. Y aunque es una niña prematura, sus casi 3 kilos y 48 cm hacen que sea una niña super sana y que no necesita más cuidados que los de cualquier otro recién nacido.
Me gustaría agradecer a familia y amigos que nos han respetado en estos días tan difíciles y no nos han atosigado con visitas, cosa que cuando nace un bebé no suele ser así. Y como no, agradecer a los abuelos que han cargado con Pol durante una semana ( y os aseguro que no es fácil, es agotador) y además nos han apoyado y aconsejado en todo respeto a Martina.
A partir de la semana que viene os sigo contando semanalmente sobre nuestra adaptación y la nueva vida siendo 4 en casa, del reportaje de fotos que le hemos hecho a Martina, de la diferencia entre el parto por Seguridad social (el de Pol) y en clínica privada (el de Martina)...
Feliz fin de semana y ¡a disfrutar de vuestros peques al máximo!
La mamá de Pol y Martina
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